Hola. Como digo en mi perfil, he estado en la calle porque me escapaba. Yo era muy feliz en algunas ocasiones cuando cazaba, cuando me acariciaban y como soy simpático me he ganado las caricias de mayores y pequeños.
La calle es muy dura cuando hace frío, cuando llueve, cuando un perro te persigue, que también lo hacen los hombres que éstos también te pegan, cuando otro gato te ataca, cuando no encuentras que comer o dónde beber, cuando tienes que hacer tus cositas en una jardinera y un malvado ha plantado un rosal para que precisamente cuando tu vayas te pinches en el culete o los hocicos.
He pasado mucho en la calle, hace unos dos o tres años encontré un edificio donde todos me querían y los vecinos, cuando me veían de noche en la calle me recogían, porque en mi casa habían cerrado la puerta y no podía entrar. El portero me limpiaba, me quitaba las manchas de aceite que llevaba de los coches, pues tenía que meterme debajo para resguardarme del frío y de la lluvia, y también me secaba cuando llegaba mojado, dormía en su regazo y todos me acariciaban.
De juegos y caricias y todos esos mimos que reciben los gatos sé muy poco. En esta casa, me han acariciado los vecinos y también la gente que pasa por la calle, eso me gustaba. Es guay. Me quieren tanto que hasta me han hecho Mascota de Honor del edificio, para que pueda encontrar refugio en ella a cualquier hora del día o la noche. Varios años en la calle es muy duro. Ahora yo tengo ocho añitos y con tanta calle he cogido una infección, que a la tercera recaida me han quitado los colmillos y los dientes de abajo y me he quedado mal y sobre todo con la moral por los suelos cuando compruebo que no puedo cazar y que se me escapa hasta un cordón cuando quiero jugar.
Mientras tomaban decisiones y esperaban análisis, he estado más de un mes hospitalizado, metido en una jaula. Si hubiera vivido en una casa normal, porque he vivido en una clínica, algo muy triste y muy aburri, porque se ven muchos animalitos enfermos, hubiera estado junto a mi ama esperando las decisiones clínicas.
Una de mis dueñas me entregó para que me cuidara en mi etapa de convalecencia, a una buena vecina, a la que llamo la Bruja Capiruja. Fue cañón, pero a la semana, me dieron el alta y de nuevo me fui a la calle, ¡qué manía! y en ella pasé la semana más perra de mi vida, hasta que me recogió la Bruja Capiruja cuando estaba tirado en la calle hecho una piltrafa y me llevó de nuevo a su casa donde soy muy feliz. Por qué no tengo derecho a ser feliz? Sé que si me quedo con la Bruja Capiruja le voy a estropear la vida, pero quiero quedarme en su casa y espero saber compensarla. Después de la operación me siento muy inseguro. Soy bueno, siempre he sido un gatito bueno y me gustaría ser un gatito feliz. Me pregunto por qué he tenido tan mala suerte, me abandonan mis padres biológicos. Y ahora podría tener una vejez feliz. Si los animalitos pudieramos hablar de forma que nos entendieran los humanos...
La ordenanza que manda en los gatos prohibe que un animalito esté día y noche en la calle sin una persona que le acompañe, se que en Madrid hay muchos animalitos abandonados, aunque unos tengan dueño y otros no y es por lo que pido que las personas que encuentran un animalito en la calle lo acoja, lo lleve a su casa y lo haga feliz.
Estoy seguro que todos me vaís a ayudar para que sea feliz y para que también sean felices otros animalitos.
Os espero en este blog y tambien en mi correo electrónico. albertoelgatobloguero@gmail.com
Os quiero.
La calle es muy dura cuando hace frío, cuando llueve, cuando un perro te persigue, que también lo hacen los hombres que éstos también te pegan, cuando otro gato te ataca, cuando no encuentras que comer o dónde beber, cuando tienes que hacer tus cositas en una jardinera y un malvado ha plantado un rosal para que precisamente cuando tu vayas te pinches en el culete o los hocicos.
He pasado mucho en la calle, hace unos dos o tres años encontré un edificio donde todos me querían y los vecinos, cuando me veían de noche en la calle me recogían, porque en mi casa habían cerrado la puerta y no podía entrar. El portero me limpiaba, me quitaba las manchas de aceite que llevaba de los coches, pues tenía que meterme debajo para resguardarme del frío y de la lluvia, y también me secaba cuando llegaba mojado, dormía en su regazo y todos me acariciaban.
De juegos y caricias y todos esos mimos que reciben los gatos sé muy poco. En esta casa, me han acariciado los vecinos y también la gente que pasa por la calle, eso me gustaba. Es guay. Me quieren tanto que hasta me han hecho Mascota de Honor del edificio, para que pueda encontrar refugio en ella a cualquier hora del día o la noche. Varios años en la calle es muy duro. Ahora yo tengo ocho añitos y con tanta calle he cogido una infección, que a la tercera recaida me han quitado los colmillos y los dientes de abajo y me he quedado mal y sobre todo con la moral por los suelos cuando compruebo que no puedo cazar y que se me escapa hasta un cordón cuando quiero jugar.
Mientras tomaban decisiones y esperaban análisis, he estado más de un mes hospitalizado, metido en una jaula. Si hubiera vivido en una casa normal, porque he vivido en una clínica, algo muy triste y muy aburri, porque se ven muchos animalitos enfermos, hubiera estado junto a mi ama esperando las decisiones clínicas.
Una de mis dueñas me entregó para que me cuidara en mi etapa de convalecencia, a una buena vecina, a la que llamo la Bruja Capiruja. Fue cañón, pero a la semana, me dieron el alta y de nuevo me fui a la calle, ¡qué manía! y en ella pasé la semana más perra de mi vida, hasta que me recogió la Bruja Capiruja cuando estaba tirado en la calle hecho una piltrafa y me llevó de nuevo a su casa donde soy muy feliz. Por qué no tengo derecho a ser feliz? Sé que si me quedo con la Bruja Capiruja le voy a estropear la vida, pero quiero quedarme en su casa y espero saber compensarla. Después de la operación me siento muy inseguro. Soy bueno, siempre he sido un gatito bueno y me gustaría ser un gatito feliz. Me pregunto por qué he tenido tan mala suerte, me abandonan mis padres biológicos. Y ahora podría tener una vejez feliz. Si los animalitos pudieramos hablar de forma que nos entendieran los humanos...
La ordenanza que manda en los gatos prohibe que un animalito esté día y noche en la calle sin una persona que le acompañe, se que en Madrid hay muchos animalitos abandonados, aunque unos tengan dueño y otros no y es por lo que pido que las personas que encuentran un animalito en la calle lo acoja, lo lleve a su casa y lo haga feliz.
Estoy seguro que todos me vaís a ayudar para que sea feliz y para que también sean felices otros animalitos.
Os espero en este blog y tambien en mi correo electrónico. albertoelgatobloguero@gmail.com
Os quiero.